“En Bogotá, específicamente en el sector de Guadalupe, están vendiendo carne en estado de descomposición, tratada con unas sales especiales que le quitan el mal olor”, afirma Juan Antonio Nieto Escalante, secretario de Ambiente de Bogotá.
A pesar de los múltiples operativos de inspección, realizados por los organismos de salubridad, e incautaciones de carne descompuesta, por parte de la Policía, a mataderos y frigoríficos clandestinos, el tema de insalubridad en la carne distribuida en Bogotá parece salirse de control.
“El problema sanitario inicia desde el momento del sacrificio de los animales hasta su posterior transporte”, así lo indica el secretario de Salud de Bogotá, Héctor Zambrano.
Entre tanto, Nieto Escalante señala que la situación es tan crítica que, al momento de realizar los respectivos allanamientos, no han podido ingresar a algunos de los establecimientos clandestinos debido a los fuertes olores expedidos por los altos niveles de descomposición de la carne.
Luego de que la Policía incautara 80 toneladas de carne descompuesta y detuviera a 28 personas, el pasado 6 de noviembre, los habitantes del barrio Guadalupe aseguran que “hay gente que la lleva en lonas para venderla, en las famas de algunos barrios del sur de Bogotá, como carne de segunda o hueso para sopas. Algunos les echan nitrato para quitarles el mal olor”.
Por su parte el secretario de Ambiente de Bogotá dice que "Esta es una señal de advertencia contra quienes infringen las normas ambientales, porque ya es un delito que tiene un condena de 46 a 93 meses de prisión, por tanto, no es excarcelable".
Además de ésto, durante las dos grandes redadas de carne descompuesta realizadas, en noviembre y diciembre del año pasado, por la Secretaría de Salud, la Secretaría de Ambiente y la Policía se han encontrado casos de establecimientos que, además de no cumplir con las normatividades básicas de salubridad, poseen cuartos fríos cuyos techos y ganchos para colgar la carne están totalmente corroídos por el óxido.
En contraste, Héctor Zambrano advierte que al consumir carnes en mal estado “se corre el grave riesgo de que se transmitan enfermedades como la brucelosis”.
Según Diana Guerrero, bacterióloga del Laboratorio Nacional de Diagnóstico Veterinario del ICA, “la brucelosis es una enfermedad que ataca el sistema inmunológico, óseo y reproductivo tanto de los seres humanos como de los animales para beneficio cárnico”.
Por otra parte, los “afectados” con estos operativos de control y salubridad se defienden. Unos afirman que la mayoría de sus productos están en buenas condiciones y otros se cubren con la escusa de que la carne es propiedad de un tercero que les pide el favor de guardarla todas las noches.
Sin embargo, pese a que en los últimos tres meses se han detectado y desmantelado más 30 establecimientos clandestinos de venta de carnes rojas en Bogotá, el problema aún persiste y se hace cada vez más complejo con casos como el de Bertilda Rodríguez González, quien protesta las medidas y alega que, aparte de decomisarle la carne, de eso viven sus 15 hijos y 64 nietos. Además, según sus cálculos, “las pérdidas, que me dejan los decomisos, ascienden a los 22 millones de pesos”.
En resumen, es aquí en donde comienza el verdadero dilema la salubridad de las carnes rojas consumidas en Bogotá, pues es imprescindible velar por el bienestar de toda una cuidad. Pero, ahora la pregunta es ¿cuáles son las verdaderas causas por las cuales estas personas, dueñas de establecimientos clandestinos, no cumplen con las normas mínimas de salubridad?
Por: Fernando Barajas
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